Este jueves el proyecto de despenalización del aborto en tres causales fue aprobado en la Cámara de Diputados, pero por falta de quórum será enviado a una comisión mixta. En caso de que esa instancia lo apruebe la ley estaría lista para su despacho, pero Chile Vamos ha señalado que acudirá a la última instancia para evitarlo: el Tribunal Constitucional. En ese caso, serán los 10 ministros del órgano jurisdiccional quienes decidirán el futuro de la normativa, y si hubiera un empate en la votación, será el presidente del tribunal quién tenga la palabra final. El veredicto del TC es definitivo y en caso de que el proyecto sea rechazado, no podrá volver a ser presentado tal y como está. El director de la escuela de Derecho de la Universidad Mayor, Felipe Meléndez, explicó a La Nación que el objetivo del Tribunal Constitucional es “controlar que los límites establecidos por la constitución sean respetados. En este caso el límite es el artículo 19 numeral 1, que consagra el derecho a la vida e integridad física y psíquica de las personas, y donde además se dispone que la ley protege la vida del que está por nacer”. El abogado señala que en ese sentido Chile Vamos tiene una visión “unilateral” del numeral: “Ellos argumentan que hay un sólo sujeto que tiene que ser protegido en esta normativa, y es la vida del que está por nacer. Ellos tienen una concepción bastante precisa de cuándo se inicia la vida, que es desde la concepción”. Mientras, el académico explica que el argumento del Gobierno sería que hay dos sujetos que deben ser protegidos, la madre y el que está por nacer. Por su parte, el abogado y académico de la Universidad de Chile, Francisco Soto, señaló a La Nación que Chile Vamos tiene “una lectura literal. Pero si uno revisa el tema, lo que hace la Constitución es mandatar a la ley que regule la protección de la vida y por tanto también debería permitir el establecimiento de excepciones, situaciones en que por motivos justificados se considere el aborto. Así se ha hecho en la mayoría de los países del mundo, y aquí la derecha claramente sostiene un criterio bastante radical en la interpretación de este numeral”. MINISTROS DEL TRIBUNAL El Tribunal Constitucional está compuesto por 10 ministros, los cuales han sido designados en su mayoría por el Senado o la Corte Suprema, mientras que tres de ellos fueron nombrados por Presidentes de la República. Su actual presidente, Carlos Carmona, fue designado por la Presidenta Michelle Bachelet durante su primer mandato. Sin embargo, en septiembre asume Iván Aróstica, designado en 2010 por Sebastián Piñera, lo que la actual administración mira con reserva en caso de que ocurra un empate y sea él quien deba decidir. Sobre una anticipación en la votación de los ministros, Francisco Soto señala que “políticamente el Tribunal Constitucional tiene una composición bastante equilibrada, entonces en temas que son sensibles y que trascienden no solo las definiciones políticas, sino también las posiciones religiosas y morales de los miembros del tribunal, yo creo que la cosa va a estar compleja y difícil de predecir”. Felipe Meléndez, en tanto, cree que “las creencias y convicciones personales jugarán un rol clave en su posición. Y esto es muy normal. Es algo que ocurre en los tribunales constitucionales, porque es un tema muy valórico. Lo que debería ocurrir acá es que tengan una posición más jurídica que valórica, pero en ese sentido el tema es muy complejo”. Respecto de la votación, señaló que “es bastante transversal la estructura de los nombramientos, por lo tanto en principio eso hace menos predecible su posición”. En caso de que sea el presidente quién tenga que decidir, el académico de la U. Mayor explica que Carmona está alineado con la Nueva Mayoría y probablemente votaría a favor del proyecto, mientras que Aróstica “tendría una postura más pro vida de cierta manera, pro vida del que está por nacer. Porque también se puede ser pro vida por la madre”. CRÍTICAS AL TRIBUNALEl TC recibe constantes críticas por parte de expertos en derecho constitucional, que señalan que sus ministros deciden más por afinidades políticas que por el derecho. Incluso el reconocido constitucionalista Fernando Atria se ha referido al organismo como la “tercera cámara”. Sin embargo, para Soto el principal problema es que el TC tenga un control más “preventivo” que “represivo”. “La mayoría de los profesores hoy cuestionan que exista un control preventivo que de alguna manera choca con las atribuciones del Congreso y el Presidente de la República en el proceso de formación de la ley, y son más partidarios de un control represivo que se refiere a que cuando la ley ya está dictada y pugna con la constitución, interprete en casos particulares”. En ese sentido concuerda Meléndez, quien señala que “la interrogante es si es lícito que el tribunal se inmiscuya en plena discusión parlamentaria. Porque el rol de control igual lo tendría a través de un control a posteriori, pero a priori es bastante discutible. La doctrina está muy dividida respecto de su pertinencia”. Paralelamente, Francisco Soto señala que otro de los problemas en cuestión es que muchos chilenos no se ven representados en la actual Constitución. “La constitución es una que tiene muchas dudas de parte de sectores chilenos que no se ven representados en ella. Entonces, otra cosa es si el TC tiene atribuciones en una constitución plenamente compartida por los chilenos. En el mundo, en general los tribunales constitucionales son valorados y muy respetados, pero no tienen constituciones establecidas por dictadura”. Finalmente, Meléndez llama la atención y desliza una crítica respecto del mecanismo de decisión: “no debiese ser el presidente quién decida en caso de empate, es un grave error, porque en base a su voto se decide una cosa tan relevante como ésta”. |