Diario El Mercurio
Jueves, 10 de noviembre de 2011
Opinión Qué nos ocupa a los jueces en este momento, es una pregunta sobre la que vale la pena detenerse, considerando que el sistema de justicia carga con estigmas y prejuicios, especialmente de parte de los sectores más vulnerables del país. En nuestro Poder Judicial hemos hecho enormes y sustantivos esfuerzos en modernización y transparencia, que cada vez son más reconocibles por quienes tienen contacto directo con el trabajo de tribunales, con el irrenunciable fin de dar una mejor y más oportuna justicia, atendiendo a los crecientes requerimientos de una ciudadanía más informada, más consciente de sus derechos y mejor preparada para exigirlos. Entonces ¿qué nos preocupa? Mejorar aún más en nuestra misión. Por eso, entre muchas otras iniciativas, hemos abierto nuevamente un espacio de debate y reflexión para los integrantes del Poder Judicial sobre los derechos humanos, específicamente de aquellos que les corresponden a los pueblos originarios y cómo avanzar en el camino para saldar deudas dolorosas con el pasado. Este viernes 11 daremos continuidad a un proyecto de gran profundidad que iniciamos el año pasado para analizar estas temáticas a través del análisis de jurisprudencia internacional y nacional. Contamos para ello con el valioso aporte de la Oficina Regional para América del Sur del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), la que, considerando el trabajo desarrollado el año pasado sobre el tema de igualdad y no discriminación, quiso ofrecernos su apoyo para realizar una nueva jornada de capacitación a los jueces, esta vez con apoyo de importantes juristas internacionales. Y ¿por qué nos detenemos precisamente en estas sensibles cuestiones? Porque es nuestra exigencia ocuparnos de dar acceso a la justicia a todos y especialmente a los sectores más postergados. La Carta de Derechos de las Personas ante la Justicia y las Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las Personas en Condición de Vulnerabilidad son documentos que obligan a todos los jueces del concierto judicial iberoamericano y que intentamos cumplir con rigor. Los derechos humanos de los pueblos indígenas, el sistema internacional de derechos, la forma como se ha adecuado la normativa nacional a los tratados internacionales, además de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son, entre otros, los temas que estudiaremos. En tiempos de fuertes cuestionamientos a la labor de los jueces, de una sesgada manera de ver el sistema de justicia, de una crónica desinformación sobre cómo funciona la judicatura para la protección de todos los ciudadanos y no de unos cuantos, y de discusiones sobre la efectiva protección de la paz social, nosotros estudiaremos jurisprudencia internacional y analizaremos cómo estamos haciendo las cosas en casa. No tememos ni a la crítica ni a la reflexión. Más bien estamos habituados a ella y eso nos impulsa a perfeccionar la manera de ejercer nuestro trabajo. En las tareas de capacitación y estudio, de análisis de jurisprudencia y normas comparadas es donde podemos darnos cuenta de nuestros errores e imperfecciones. Será este seminario otra muestra de nuestro interés de promover la discusión y el debate por el respeto profundo de los derechos de todas las personas. Será un elemento para construir el Poder Judicial para el siglo XXI. Nuestra Cuenta Anual entregada el 1 de marzo pasado intentó decir que más allá de nuestros progresos materiales, de nuestro permanente y sólido esfuerzo de modernización, de nuestra bien evaluada gestión jurisdiccional y administrativa, lo que queremos es que la ciudadanía sienta que la justicia no le está vedada, que no es herramienta de los poderosos y que se trabaja sincera y arduamente en fortalecer esta institución para que cumpla la misión que le es consustancial. Como lo señalé en el discurso, “la misión de este Poder del Estado es ejercer sus potestades entregando justicia de calidad, otorgándole de este modo sentido al mandato constitucional de resolver y hacer ejecutar lo juzgado, en relación con los asuntos que le corresponde conocer, para la plena vigencia de los derechos de todas las personas”. Estamos trabajando en transparencia, en atención de público, en mejorar aún más los sistemas procesales reformados para que realmente respondan a los objetivos que se trazaron al impulsarlas; nos preocupa e importa la violación de los derechos humanos y los actos de discriminación que se cometen; nos ocupamos de los derechos de las minorías y los de los consumidores. Estudiamos sobre estos temas y nos capacitamos. Sólo así se podrá seguir dando testimonio de que nos esforzamos por garantizar que los derechos fundamentales de las personas se cumplan. En eso estamos empeñados. Milton Juica Arancibia
Presidente de la Corte Suprema
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