Diario La Tercera
Viernes, 12 de mayo de 2012
Opinión Durante el 2009 se generaron aproximadamente 17 millones de toneladas de residuos sólidos en el país. De ellos, 6,5 millones correspondieron a residuos sólidos municipales, de los cuales apenas 14% se reciclaron. Más aún, cabe destacar que al menos en la Región Metropolitana se genera una gran inequidad social en cuanto a la disposición final de los residuos, ya que las comunas con mayores ingresos no tienen sitios de disposición final, trasladando sus desechos a comunas de menores recursos, lo cual repercute en la calidad de vida de los sectores más vulnerables de la capital. Por esta razón, para nuestro país es un gran avance que en el proyecto de reforma tributaria enviado al Congreso por el Presidente Piñera se incorpore por primera vez un impuesto “verde” a determinados residuos. La aprobación de esta reforma implicará la incorporación, de manera pionera en Chile, de un instrumento económico para promover el cuidado del medioambiente, lo que nos pondría a la vanguardia en Latinoamérica en esta materia. Este “impuesto verde” está orientado a productos que tienen corta vida útil y largo período de degradación, o que definitivamente no se degradan. En este grupo entran o califican los neumáticos, aceites y lubricantes, baterías, pilas, ampolletas y productos de embalajes de tetra, vidrio, metal, PET y bolsas de plástico. Este gravamen se aplica solamente a la primera venta o importación de estos bienes, y será de cargo del productor o importador, según corresponda. De esta forma, se pretende gravar productos que hoy no se reciclan masivamente y que van a parar en gran parte a rellenos sanitarios, generando un fuerte impacto ambiental. Junto con este impuesto, el proyecto de ley compromete el establecimiento de un fondo para fomentar el reciclaje de estos productos gravados. De esta forma, con los fondos recaudados se busca disponer de recursos que permitan subsidiar infraestructura de reciclaje, y con ello generar las capacidades necesarias que el país requiere para masificar la reutilización. Otro de los ejes de este subsidio es que se pretende incentivar iniciativas de separación y reciclaje para ir creando, en el mediano plazo, una cultura que vaya en esa línea, dirigida al consumidor y al productor a lo largo de todo el país. La incorporación de un impuesto a determinados productos que tienen un alto impacto ambiental una vez que éstos se transforman en residuos, y el establecimiento de un subsidio que incentive el reciclaje, es un aspecto muy relevante de la reforma tributaria recientemente anunciada por el gobierno. Lo anterior no sólo por la recaudación que ello implica para el Estado (US$ 100 millones aproximadamente), sino que también por la señal que se le está dando al país en cuanto a utilizar herramientas económicas que signifiquen incentivos para el cuidado del medioambiente. Así, Chile cumple, además, con las recomendaciones que le ha dado la Ocde con el objeto de lograr un crecimiento sustentable del país, lo que claramente representa un paso adelante y en la dirección correcta. María Eugenia Benítez
Ministra del Medio Ambiente |